La narrativa vital de GChV
El trabajo de Gloria Chávez Vásquez le ha valido diferentes reconocimientos internacionales y una antología en honor a su obra. Poeta, periodista, pero sobre todo narradora, Gloria Chávez Vásquez es una escritora cosmopolita del denominado Triángulo del Café. Sus novelas han sido publicadas en Nueva York y sus cuentos, incluidos en diferentes antologías de los Estados Unidos, España, Canadá y Latinoamérica. El trabajo periodístico de Gloria Chávez Vásquez la llevó a ser distinguida entre 1988 y 1993 con la mención honorífica Who is Who of U. S. Journalism. Igualmente recibió, en 1992, el Premio Periodismo Intercultural del National Women Political Caucus. La Biblioteca de Autores quindianos publicó a finales de 2014 una antología de sus cuentos compilada y comentada por las docentes Zahyra Camargo Martínez y Graciela Uribe Álvarez.
LA CRÓNICA la contactó en Nueva York, donde se encuentra radicada para acercar a nuestros lectores a la vida y obra de esta importante, valiosa y valiente escritora quindiana que se labró, como inmigrante, un espacio significativo en las tierras del Gran Whitman.
¿Por qué toma la decisión de emigrar a Estados Unidos y cómo llegó allí?
Mi decisión tiene que ver con la necesidad de educarme. Mi ilusión de entrar a la universidad y seguir una carrera en sicología o periodismo. Desafortunadamente en ese momento no había una universidad en Armenia y el ingreso en cualquier otra era muy competitivo. Había pocas mujeres en las universidades. Mis padres se acababan de separar. Fue un trauma familiar. Entonces me fui a Cali y trabajé brevemente en un periódico y en una emisora. Como no vi ninguna posibilidad de estudiar allí tampoco, me uní a dos de mis hermanos que ya habían viajado a Nueva York.
Su narrativa vital está estrechamente vinculada con la academia, ¿cuál ha sido su recorrido en las universidades norteamericanas?
Ha sido muy interesante. Con una variedad de experiencias que van desde las más buenas hasta las pésimas. Digo esto último porque la política se ha infiltrado terriblemente en la academia. Hay muchos radicales cuyo único propósito es adoctrinar al estudiante. Si el estudiante es despierto y viene preparado para ese asalto a la inteligencia, sencillamente se cambia de aula, de profesor o de universidad. Por eso hay que seleccionar muy bien con qué profesor se estudia qué. Por otra parte, las universidades (y los mismos estudiantes) promueven los programas y la calidad de un profesor llega a donde tiene que llegar. Así es como sabes quién es el mejor enseñando una materia. Se dictan muchos cursos accesibles al público ansioso de conocimiento. Otra oportunidad es la de compartir con personas que traen historias extraordinarias de todas partes del mundo.
Una de las experiencias que marcó su vida fue el encuentro con el escritor y disidente cubano Reinaldo Arenas, ¿cómo fue esa historia?
Es una historia larga de contar pero seré breve.
Reinaldo llegó a Nueva York con el éxodo del Mariel (1980) donde salieron más de cien mil cubanos de la isla. Entre ellos había un grupo de artistas, pintores y escritores que lanzaron de inmediato un llamado en una publicación periódica y donde dieron a conocer no solo la tragedia que vivían los cubanos sino sus diversos talentos y sus obras. Yo vi a Reinaldo en acción, en conferencias y presentaciones, leí sus escritos (algunos de los cuales tuvo que volver a reescribir porque se los había decomisado el régimen de Cuba) y decidí hacerle una entrevista. Teníamos un amigo en común que la facilitó. Además, Reinaldo era un hombre muy sincero. Nuestra amistad fluyó y duró hasta su muerte. Lo que más me impresionó de él es que fue personaje de su propia obra. Una figura trágica que no perdió su sentido del humor y por eso es la síntesis perfecta del pueblo cubano.
En su condición de migrante y mujer luchadora ha liderado acciones en defensa de los latinoamericanos residentes en USA. ¿Puede contarla para nuestros lectores?
Partamos del principio: que un inmigrante que viene a trabajar juicioso y a respetar las leyes no tiene vocación de víctima. Generalizar, como lo hacen muchos medios de comunicación hoy en día, es peligroso porque le da poder a los pillos y delincuentes. Como periodista vi varios casos de personas que jugaban a ser víctimas y cuando uno iba al fondo, estaban tratando de engañar al público o en el lugar equivocado con la compañía equivocada. Tengo que aclarar también que los ignorantes suelen confundir la maldad humana con el racismo. De ese modo los manipuladores abusan de la palabra y ahora cualquier cosa es racismo.
De ahí que puedan movilizar grupos y hacer demandas por cualquier nimiedad pero en el fondo lo hacen por intereses personales. Muchos de ellos han hecho del racismo su negocio. Eso no solo le resta a la verdadera lucha por los derechos civiles sino que el movimiento ha caído en la paranoia y en la anarquía. Actualmente un “racista” es cualquier persona distraída, maleducada o con malos sentimientos. Racismo el de los nazis que querían una sola raza. Pero aquí no aplica eso. Este país ya está lo suficientemente integrado como para “darse el lujo” de ser racista. Pero existe el peligro de despertar de nuevo el racismo porque siempre existirá ese tipo de persona ignorante que se niega a vivir en esta época y en esta realidad, y para los políticos ese tipo de persona es muy conveniente. Coge una masa de esas personas y veras nacer un régimen totalitario.
En cuanto a mi activismo: soy muy amiga de trabajar en paz y producir un buen trabajo. De que se respeten mis derechos y los de los demás. No me gusta para nada el abuso de ningún tipo. O sea que eso de liderar, ha venido por “serendipity” sin querer queriendo como decía el Chapulín Colorado. Me he visto en la necesidad de liderar acciones para tratar de impedir el tercermundismo que algunos de los nuestros o de los otros querían implantar en los lugares de trabajo. Para evitar el abuso de que personas de nuestros mismos países hicieran presa de los inmigrantes más ingenuos o menos educados. Tú sabes que el periodista es un recurso para las personas abusadas y denunciar es uno de los principios del periodismo.
A nivel internacional he trabajado con grupos en defensa de los derechos del animal. En el proceso he conocido gente muy linda y cuya amistad para mi es invaluable. Ese tipo de persona es lo que me da la esperanza de que la corrupción, a todos los niveles, puede ser erradicada. Solo se necesita la conciencia y la acción de la gente.
¿Qué significa para usted la publicación de la reciente antología de cuentos y cómo valora el trabajo de las dos académicas quindianas?
La labor de las profesoras Zahyra Camargo y Graciela Uribe ha sido vital en la publicación, no solo de mi narrativa sino de la de otros autores. Estas profesoras son dos pilares de la educación no solo a nivel regional sino internacional. Cuando tú veas que se está promoviendo la literatura colombiana en cualquier parte del mundo, ahí vas a ver el nombre de estas dos mujeres, profesionales y éticas en todo el sentido de la palabra.
Para mí es muy satisfactorio que mi obra forme parte de esa selección de autores, lo mejor del Quindío y de Colombia. Es una manera de poder representar a nuestra patria en el mundo. Los escritores promovemos y documentamos una historia que reconocen los lectores de nuestra generación como indispensable.
Por Carlos Alberto Villegas Uribe